terça-feira, 15 de janeiro de 2013

Capitulo 5 - EL HIJO DE DIOS - PARTE 1

Capitulo 5 -  EL HIJO DE DIOS

   “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” ( Gálatas 4:4).

    El capítulo IV aseveró que Jesús es Dios. En este capítulo consideramos el otro lado de la naturaleza dual de Cristo—Su humanidad—y el concepto bíblico del Hijo de Dios.

El Significado de Jesús-Yehwsuah y Cristo-Mashiah

    Antes de entrar al corazón de este capítulo, expliquemos brevemente el significado de las dos palabras, Jesús y Cristo. Jesús es la versión griega de la palabra hebrea Yehwsuah-Josué, que significa Yhwh-Jehová-Salvador ó Yhwh-Jehová es Salvación. Es el nombre que Dios eligió para su Hijo—el nombre mediante el cual Dios se ha dado a conocer a sí mismo en el Nuevo Testamento. Es un nombre que el Hijo recibió por herencia ( Hebreos 1:4 ). Cristo es el equivalente griego de la palabra hebrea Mashiah-Mesías; ambas palabras significan “el ungido.” Hablando estrictamente, Cristo es un título y no un nombre. Sin embargo, en las epístolas y en el uso ordinario hoy en día, Cristo se usa frecuentemente simplemente como otro nombre para Jesús, ya que Jesús es el Cristo. En todos los  casos, ( Filipenses 2:6-10 ) Jesús-Yehwsuah y Cristo-Mashiah son dos nombres usados intercambiablemente para referir a la misma persona, sin intencionarse ninguna distinción en el significado. 

La Naturaleza Dual de Cristo

    En la Biblia vemos que Jesucristo tuvo dos naturalezas distintas de una manera como ningún otro ser humano jamás ha tenido. Una naturaleza es humana o carne; la otra naturaleza es divina o Espíritu. Jesús era a la vez totalmente hombre y totalmente Dios. El nombre Jesús se refiere al Espíritu eterno de Dios (el Padre) residente en la carne. Podemos usar el nombre Jesús para describir cualquiera de Sus dos naturalezas o ambas. Por ejemplo, cuando decimos que Jesús murió en la cruz, queremos decir que su carne murió en la cruz. Cuando decimos que Jesús vive en nuestros corazones, queremos
decir que su Espíritu está allí.
    A seguir es una lista comparativa que ilustrará qué queremos decir cuando decimos que Jesús-Yehwsuah tuvo dos naturalezas o una naturaleza dual.


La Naturaleza Dual de Jesucristo

Como un Hombre, Jesús:                                   Pero como Dios, El:
1. Nació como un niño                                        1. Existió desde la eternidad
   ( Lucas 2:7 )                                                         ( Miqueas 5:2; Juan 1:1-2 )
2. Creció mentalmente,                                            2. Nunca cambia ( Hebreos 13:8 )
   físicamente, espiritualmente,  
   socialmente ( Lucas 2:52 )
3. Fue tentado por el diablo                                    3.  Echó fuera demonios
           ( Lucas 4:2 )                                                                ( Mateo 12:28 )
4. Tuvo hambre ( Mateo 4:2 )                                    4. Era el Pan de Vida (Juan 6:35) y
                                                                             alimentó milagrosamente a multitudes
                                                                                         ( Marcos 6:38-44, 52 )
5. Tuvo sed ( Juan 19:28 )                                          5. Dió agua viva ( Juan 4:14 )
                                           
6. Se cansó (Juan 4:6)                                          6. Dió descanso (Mateo 11:28)
7. Durmió durante una
   tempestad
   ( Marcos 4:38 )                                                      7. Calmó la tempestad  ( Lucas 4:2 )

8. Oró ( Lucas 22:41 )                                     8. Contestó la oración ( Juan 14:14 )
9. Fue azotado ( Juan 19:1-3 )                                   9.  Sanó a los enfermos
                                                                                 ( Mateo 8:16-17; I Pedro 2:24 )    
10. Murió ( Marcos 15:37 )                              10. Levantó Su propio cuerpo de los muertos
                                                                                   ( Juan 2:19-21; 20:9 )
11. Fue un sacrificio por                                         11. Perdonó el pecado ( Marcos 2:5-7 )
    el pecado
    ( Hebreos 10:10-12 )
12. No sabía todas las cosas                                 12. Sabía todas las cosas ( Juan 21:17 )
    ( Marcos 13:32 )
13. No tenía poder ( Juan 5:30 )                        13. Tenía todo poder ( Mateo 28:18;
                                                                                                  Colosenses 2:10 )
14. Era inferior a Dios                                      14. Era igual a Dios—era Dios
        ( Juan 14:28 )                                                                                  ( Juan 5:18 )
15. Era un siervo                                               15. Era el Rey de reyes
             ( Filipenses 2:7-8 )                                          ( Apocalipsis 19:16 )

Podemos resolver la mayoría de las preguntas acerca de la Deidad si comprendemos adecuadamente la naturaleza dual de Jesús. Cuando leemos una declaración acerca de Jesús debemos determinar si le describe a Jesús como un hombre ó como Dios. Además, cuando Jesús habla en la Escritura debemos determinar si él habla como hombre o como Dios. Cuando veamos una descripción de dos naturalezas con respecto a Jesús, no deberíamos pensar de dos personas en la Deidad o de dos Dioses, sino que deberíamos pensar de Espíritu y de carne.

    A veces es fácil confundirse cuando la Biblia le describe a Jesús en estos dos papeles diferentes, especialmente cuando lo describe actuando en ambos papeles en la misma historia. Por ejemplo, él podía dormir un minuto y calmar la tormenta el próximo minuto. él podía hablar como hombre un momento y luego como Dios el próximo momento. Sin embargo, nosotros debemos recordar siempre que Jesús es completamente Dios y no
meramente un hombre ungido. 

A la vez, El era totalmente hombre, no simplemente una apariencia de hombre. El tuvo una naturaleza dual diferente de cualquier cosa que nosotros tenemos, y nosotros no podemos comparar adecuadamente nuestra existencia o experiencia a la suya. Lo qué parecería extraño o imposible si se aplicaría al mero humano llega a ser comprensible cuando es examinado dentro del contexto de Uno quien es ambos totalmente
Dios y totalmente hombre a la vez.
    
Las Doctrinas Históricas de Cristo

    La naturaleza dual de Cristo ha sido visto de muchas maneras diferentes a lo largo de la historia de la iglesia. Consideraremos estas vistas diversas de una manera breve y general. Por consideración a referencia y estudio adicional, hemos incluido entre paréntesis diversos nombres históricos asociados con estas creencias. Para más sobre estos términos y doctrinas, véase cualquiera obra buena acerca de la historia del dogma, especialmente la
historia del trinitarismo y la cristología.
    Algunos creen que Jesús era solamente un hombre quien era grandemente ungido y usado por el Espíritu ( ebionitismo; véase también Unitarismo ). Esta vista errónea ignora por completo Su naturaleza de Espíritu.
Otros han dicho que Jesús era únicamente un ser espiritual ( docetismo—una doctrina en el gnosticismo ). Esta vista ignora Su naturaleza humana. Juan escribió que aquellos que niegan que Jesucristo ha venido en la carne no son de Dios sino que tienen un espíritu anticristo ( I Juan 4:2-3 ).
     Aun entre aquellos que creen en la naturaleza dual de Jesucristo, hay muchas creencias erróneas. Algunos han tratado de distinguir entre Jesús y Cristo, diciendo que Cristo era un ser divino quien habitó temporalmente en Jesús comenzando en su bautismo, pero que se retiró del hombre Jesús justamente antes de la muerte ( Cerintianismo—una doctrina en el gnosticismo ). En una vena similar, algunos dicen que Jesús era un hombre que llegó a ser Dios solamente en algunos puntos en su vida adulta tal como en su bautismo—como resultado de un acto adoptivo por Dios ( Monarquianismo Dinámico, Adopcionismo ).
En otras palabras, esta vista sostiene que Jesús era un humano quien eventualmente se deificó. Los otros le contemplan a Jesús como una deidad creada, una deidad como el Padre pero inferior al Padre en la deidad, o un semidiós (Arianismo). Entonces, algunos creen que Jesús es de la misma esencia que el Padre, aúnque no es el Padre, sino un subordinado al Padre en la deidad ( Subordinacionismo ).
     Contraprobamos estas teorías falsas en el Capítulo IV por referir a las Escrituras. Allí notamos que Jesús es totalmente Dios ( como demostrado por Colosenses 2:9 ) que Jesús era totalmente Dios desde el principio de Su existencia humana (como demostrado por el Nacimiento Virginal. ( Lucas 1:35 ).
     El Espíritu inspiró a Juan y a Pablo a contraprobar muchas de estas doctrinas erroneas, particularmente las creencias Nósticas que Cristo era solamente un ser espíritual y que Cristo era un ser inferior al Supremo Dios. Entre otras cosas, los Gnósticos creian que toda
materia era perversa. Por lo tanto, ellos razonaron, Cristo como un espíritu divino no podría haber tenido un verdadero cuerpo humano. Ya que ellos sostuvieron que el Supremo Dios era tan trascendente y santo que El no podía hacer contacto directo con el mundo perverso de materia, enseñaron que desde Dios vino una serie de emanaciones, una de las cuales era el ser espiritual Cristo, quien vino a este mundo. Por supuesto, el Libro de Colosenses refuta estas doctrinas y establece que Jesús es el Dios Omnipotente en la carne.
    Aunque la Biblia enfatiza claramente la plena deidad y, a la vez, la plena humanidad de Jesús, no describe en forma detallada cómo estas dos naturalezas se unen en la sola persona de Jesucristo. Esto, exageradamente, ha sido el tema de mucha especulación y discusión. Quizás hay lugar para vistas divergentes sobre este punto ya que la Biblia no lo trata directamente. Desde luego, si existe cualquier misterio en cuanto a la Deidad, será en determinar cabalmente cómo Dios se manifestó en carne. ( Véase I Timoteo 3:16.) El estudio de la naturaleza o las naturalezas de Cristo se denomina Cristología.
    Una manera de explicar lo humano y lo divino en Cristo es decir que El era Dios viviendo en una casa humana. En otras palabras, El tenía dos naturalezas distintas unificadas no en sustancia sino solamente en propósito, acción y aspecto (Nestorianismo). Esta vista implica que Cristo estaba dividido en dos personas, y que la persona humana podría haber existido en la ausencia de la persona divina. El Concilio de Efeso en 431 D.C. condenó la vista Nestoriana como herejía.
    Sin embargo, muchos teólogos, incluso Martín Lutero, han pensado que Nestorio, el principal expositor de esta doctrina, no creía realmente en tal separación drástica sino que sus adversarios deformaron y tergiversaron sus vistas. Aparentemente, él negó que él dividía a Cristo en dos personas. El principal cuidado que expresó Nestorio consistía en lo siguiente: él quiso diferenciar entre las dos naturalezas de Cristo de tal manera que nadie podría llamarle a María la madre de Dios, que era una práctica popular en su día.
    Otra vista Cristológica sostiene que los aspectos divinos y humanos de Cristo estaban tán entremezclados que realmente había solamente una naturaleza dominante, y esa era divina ( Monofisitismo ). Una creencia semejante es que Jesús no tuvo dos voluntades, sino solamente una voluntad divina-humana ( Monotelitismo ). Otros creen que Jesús tuvo una naturaleza humana incompleta (Apolinarianismo); es decir, Jesús tuvo un alma y un cuerpo humano pero en vez de un espíritu humano El tuvo solamente el Espíritu de Dios residente en El. Otras maneras de declarar esta creencia son que Jesús era un cuerpo humano animado únicamente por el Espíritu de Dios, o que Jesús no tenía una mente humana sino solamente la mente divina (el Logos).
    Por un lado tenemos una vista que enfatiza la separación entre las dos naturalezas de Cristo. Por otra parte, tenemos varias vistas que describen una naturaleza divina totalmente dominante, una naturaleza totalmente unificada, o una naturaleza humana incompleta.

Jesús Tuvo Una Naturaleza Humana Completa,
              Pero Sin Pecado

La verdad puede yacer en algún punto entre estos puntos de vista históricos expresados por diversos teólogos.
Que Jesús tuvo una naturaleza humana completa y una naturaleza divina completa a la vez es la enseñanza de la Escritura, pero no podemos separar estas dos naturalezas en Su vida terrenal. Es evidente que Jesús tuvo una voluntad, mente, espíritu, alma, y cuerpo humano, pero es igualmente evidente que El tuvo la plenitud de la Deidad residente en ese cuerpo. Desde nuestra perspectiva finita, Su espíritu humano y Su Espíritu divino eran inseparables.
    El Espíritu divino podría separarse del cuerpo humano por la muerte, pero su humanidad era más que un cuerpo humano—la cáscara de un humano—con Dios adentro. El era humano en cuerpo, alma, y espíritu con la plenitud del Espíritu de Dios residente en ese cuerpo, alma, y espíritu. Jesús difirió de un humano ordinario (quien puede ser lleno del Espíritu de Dios) en que El tuvo toda la naturaleza de Dios dentro de El. El poseía el poder, la autoridad y el carácter ilimitado de Dios.
Además, en contraste al ser un ser humano renacido y lleno del Espíritu, el Espíritu de Dios estaba intrincadamente e inseparablemente unido con la humanidad de Jesús. Sin el Espíritu de Dios habría existido solamente un humano inerte que no habría sido Jesucristo. Solamente en estos términos podemos describir y distinguir las dos naturalezas en Jesús; sabemos que él actuaba y hablaba desde un papel o el otro, pero también sabemos que las dos naturalezas no estaban actualmente separadas en él. Con nuestras mentes finitas, podemos hacer solamente una distinción y no una separación entre las dos
naturalezas que se mezclaron perfectamente en él.
    Aunque Jesús tuvo una naturaleza humana completa, él no tuvo la naturaleza pecaminosa de la humanidad caida. Si él habría tenido una naturaleza pecaminosa, él habría pecado. Sin embargo, sabemos que él ni tuvo una naturaleza pecaminosa ni cometió hechos pecaminosos.
Él era sin pecado, él no pecó, y el pecado no estaba en él ( Hebreos 4:15; I Pedro 2:22; I Juan 3:5 ). Ya que él no tuvo un padre humano, él no heredó una naturaleza pecaminosa del Adán caído. Al contrario, él vino como el segundo Adán, con una naturaleza inocente como Adán tuvo en el principio ( Romanos 5:12-21; I Corintios 15:45- 49 ). Jesús tuvo una naturaleza humana completa, pero sin pecado.
     La Biblia indica que Jesús tuvo una voluntad humana así como también la voluntad divina. El oró al Padre, diciendo, “No se haga mi voluntad, sino la tuya” ( Lucas 22:42 ). Juan 6:38 demuestra la existencia de dos voluntades: El vino no para hacer Su propia voluntad ( la voluntad humana ), sino para hacer la de su Padre ( la voluntad divina ).
     Parece ser evidente que Jesús tuvo un espíritu humano cuando que él dice sobre la cruz, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” ( Lucas 23:46 ). Aunque sea difícil distinguir entre las naturalezas humanas y divinas de su espíritu, algunas referencias aparentemente enfocan en el aspecto humano. Por ejemplo, “gimiendo en su espíritu”          ( Marcos 8:12 ), “se regocijó en el Espíritu” ( Lucas 10:21 ), “se estremeció en el espíritu”  ( Juan 11:33 ), y “se conmovió en espíritu” ( Juan 13:21 ).
     Jesús tuvo un alma, porque él dijo, “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” ( Mateo 26:38; véase Marcos 14:34 ) y “Ahora está turbada mi alma” ( Juan 12:27 ). En Su muerte, Su alma visitó el infierno ( en el griego hades—la sepultura o la hampa de almas partidas ), así como todas las almas hicieron antes del Calvario ( Hechos 2:27 ). La diferencia era que el Espíritu de Dios en Jesús no dejó que su alma permaneciera en el infierno ( Hechos 2:27, 31 ); al contrario, él conquistó el infierno ( nuevamente, hades ) y la muerte (  Apocalipsis 1:18 ).
     El alma de Jesús tuvo que estar inseparablemente vinculado al Espíritu divino de Jesús. De otra manera, Jesús habría vivido como un hombre, aunque el Espíritu eterno le había sido quitado. Esto no sucedió, ni podría haber sucedido, ya que Jesús es Dios dado a conocer en la carne. Nosotros sabemos que Jesús como Dios nunca cambia ( Hebreos 13:8 ).
     Si nosotros no aceptamos el hecho que Jesús era totalmente humano, entonces las referencias bíblicas a Sus tentaciones pierden sentido ( Mateo 4:1-11; Hebreos 2:16-18; 4:14-16 ). También lo pierde la descripción de Su lucha y agonía en Getsemaní ( Lucas 22:39-44 ). Dos pasajes en Hebreos indican que ya que Jesús fue tentado tal como nosotros, él califica como nuestro Sumo Sacerdote, nos comprende perfectamente, y nos ayuda en nuestras debilidades: “debía ser en todo semejante a sus hermanos” ( Hebreos 2:17 ); “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”  ( Hebreos 4:15 ). Hebreos 5:7-8 dice, “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” Estos versículos no presentan un retrato de alguien que no podía ser afectado por las emociones de temores y dudas. Más bien, ellos describen alguien que poseía estas debilidades humanas; él tuvo que someter la voluntad humana y someter al Espíritu eterno.

    La humanidad de Cristo oraba, lloraba, aprendía obediencia, y sufría. La naturaleza divina estaba en contról y Dios era fiel a su propio plan, pero la naturaleza humana tuvo que obtener ayuda del Espíritu y tuvo que aprender obediencia al plan divino. Ciertamente todos estos versículos de la Escritura demuestran que Jesús era totalmente humano—que él tenía cada atributo de la humanidad menos la naturaleza pecaminosa heredada de la caída. Si negamos la humanidad de Jesús, enfrentamos un problema con el concepto de la redención y la propiciación. No siendo totalmente humano, ¿podría su sacrificio ser suficiente para redimir la humanidad? ¿Podría él realmente ser una verdadero sustituto para nosotros en la muerte? ¿Podría él calificar realmente como nuestro pariente redentor?


¿Podía Jesús Pecar?

    La afirmación que Jesús era perfecto en la humanidad nos conduce a una pregunta: ¿Podía Jesús pecar? Esta es realmente una pregunta abstracta y engañosa, ya que
sabemos que Jesús no pecó ( Hebreos 4:15 ). La respuesta es más académica que práctica, más especulativa que sosteniendo cualquier sustancia verdadera. En Su humanidad, Jesús fue tentado por Satanas, y luchó con su voluntad en Getsemaní. Aunque El no tenía nuestras naturalezas depravadas—El tenía la misma naturaleza inocente y sin pecado que Adán tuvo originalmente—El tenía la misma capacidad de oponerse a la voluntad de Dios que tenía Adán y Eva.
    Es seguro que la parte divina de Jesús no podía pecar y no podría ni siquiera ser tentado a pecar ( Santiago 1:13 ). La parte humana de Jesús, cuando la examinamos aparte, teóricamente tuvo la capacidad de pecar. Pero esto es solamente teórico, y no actual. Considerado aparte, parece que la humanidad de Cristo tenía la capacidad de escoger el pecado. Sin embargo, Su naturaleza humana siempre se sometía voluntariamente a la naturaleza divina, que no podía pecar. Entonces, en un sentido práctico, Jesucristo—considerado como la combinación de humanidad y divinidad que El era—no podía pecar. El
Espíritu siempre estaba en control y humanidad controlada por el Espíritu no comete pecado. (Véase I Juan 3:9 para una analogía.)
    ¿Qué si la humanidad de Jesús se hubiera rebelado contra el liderazgo divino? Esta es otra pregunta totalmente teórica porque no sucedió y como un asunto práctico no podría suceder. Esta pregunta no toma en cuenta el conocimiento previo y el poder de Dios. Pero, si alguien insiste en una respuesta, diríamos que si la humanidad de Jesús hubiera tratado de pecar (una suposición necia), el Espíritu divino de Jesús se hubiera separado inmediata-mente del cuerpo humano, dejándolo inerte. Este cuerpo inerte no sería Jesucristo, entonces técnicamente Cristo no podría haber pecado, aunque el plan de Dios se habría
impedido temporalmente.
    Ya que Jesús como Dios no puede pecar, ¿significa esto que las tentaciones eran sin sentido? No. Ya que Jesús era también totalmente humano El realmente era capaz de sentir la lucha y la atracción de la tentación. El venció la tentación, no como Dios en Sí mismo, sino como un humano con todo el poder de Dios a su dispocisión. El ahora sabe exactamente por la experiencia como nos sentimos nosotros cuando somos tentados. Por supuesto, El sabía que sería victorioso mediante el Espíritu, pero nosotros podemos tener la misma promesa, poder, y victoria por confiar en el mismo Espíritu que estuvo en Cristo.
    Entonces, ¿por qué tentó Satanás a Jesús? Aparentemente, él no supo que Jesús inevitablemente sería victorioso y no comprendía en ese entonces el misterio pleno de Dios en la carne. Si lo habría entendido, nunca habría instigado la crucificción. Quizás él pensó que había derrotado el plan de Dios mediante la crucifixión, pero, al contrario, simplemente lo cumplió. Es también probable que el Espíritu de Dios permitió que Satanás le tentara a
Jesús para que Jesús pudiera sentir la tentación como nosotros la sentimos. Nos dice la Escritura que el Espíritu le condujo a Jesús al desierto para ser tentado ( Mateo 4:1; Lucas 4:1 ).
    Para aquellos que piensan que nuestra posición detrae en alguna manera de la realidad de las tentaciónes de Cristo, consideren lo siguiente. Sabemos que Jesús no tenía una naturaleza pecaminosa. Sabemos que él no tenía la inclinación y compulsión a pecar que tenemos nosotros a causa de nuestra naturaleza caida. Sin embargo, esto no detrae de la realidad de lo que él experimentó. Él todavía sintió la misma lucha que nosotros sentimos. de igual manera, el hecho de que como Dios Jesús no podía pecar no detrae de la realidad de sus tentaciones. Él todavía sintió las misma luchas y pruebas que nosotros sentimos. De otra parte, si decimos que Jesús podía pecar detraemos de su absoluta deidad, pues estamos indicando que de alguna manera Dios puede existir aparte de Jesús y vice versa.
    Concluimos que la naturaleza humana de Jesús podía ser y fue tentada. Sin embargo, ya que la naturaleza divina estaba en control, Jesús no podía pecar y no pecó. Si Jesús tenía una naturaleza humana incompleta, la realidad y el significado de las tentaciones y la lucha en el Getsemaní serian disminuidas. Creemos que él tenía una naturaleza humana completa. Él experimentó exactamente el sentir del hombre cuando es tentado y cuando
lucha. El hecho que Jesús supo que vencería por medio del Espíritu no detrae de la realidad de las tentaciones.
    Todo el asunto tocante a la habilidad de Jesús de pecar es abstracto, como ya hemos observado. Será suficiente decir que la naturaleza humana de Jesús era igual a la nuestra en todo punto menos el asunto del pecado original. El fue tentado en todo, como nosotros, pero el Espíritu de Dios siempre estaba en control. El hecho más pertinente para nosotros es que El fue tentado, pero no pecó.

El Hijo en la Terminología Bíblica

    Debemos integrar la naturaleza doble de Cristo a la estructura de la terminología bíblica. El término Padre se refiere a Dios mismo—Dios en toda Su deidad. Cuando hablamos del Espíritu eterno de Dios, queremos decir Dios mismo, el Padre. Entonces, Dios Padre es una frase perfectamente aceptable y bíblica que podemos usar para Dios (Tito 1:4). Sin embargo, la Biblia no usa ni una sola vez el término “Dios Hijo.” No es un término correcto
porque el Hijo de Dios se refiere a la humanidad de Jesucristo. La Biblia define al Hijo de Dios como el niño nacido de María, no como el Espíritu eterno de Dios (Lucas 1:35). Hijo de Dios puede referirse solamente a la naturaleza humana o puede referirse a Dios manifestado en carne—es decir, deidad en la naturaleza humana.
    Sin embargo, Hijo de Dios nunca significa solamente el Espíritu incorpóreo de Dios. Nunca podemos usar correctamente el término “Hijo” aparte de la humanidad de Jesucristo. Los términos “Hijo de Dios,” “Hijo del hombre,” e “Hijo” son apropiados y bíblicos. Sin embargo, el término “Dios Hijo” es inapropiado porque iguala al Hijo solamente con la deidad, y entonces no concuerda con la Escritura.
    El Hijo de Dios no es una persona aparte en la Deidad, sino la expresión física del Dios único. El Hijo es “la imagen del Dios invisible” ( Colosenses 1:13-15 ) y “la imagen misma de su [Dios] sustancia” ( Hebreos 1:2-3 ). Tal como un sello de hule deja una reproducción exacta en el papel, o así como un sello deja una imprenta exacta cuando es apretado en la cera, el Hijo de Dios es la expresión exacta del Espíritu de Dios en carne. El hombre no podía ver al Dios invisible, entonces Dios hizo una semejanza exacta de sí mismo en carne, imprimió su misma naturaleza en carne, vino El mismo en carne, para que el hombre pudiera verle y conocerle.
    Muchos otros versículos de la Escritura revelan que solo podemos usar correctamente el término “Hijo de Dios” cuando incluye la humanidad de Jesús. Por ejemplo, el Hijo fue concebido por una mujer ( Gálatas 4:4 ), el Hijo fue engendrado ( Juan 3:16 ), el Hijo nació ( Mateo 1:21-23; Lucas 1:35 ), el Hijo no sabía la hora de la Segunda Venida ( Marcos 13:32 ), el Hijo no podía hacer nada por sí solo ( Juan 5:19 ), el Hijo vino comiendo y bebiendo ( Mateo 11:19 ), el Hijo sufrió ( Mateo 17:12 ), una persona puede blasfemar contra el Hijo pero no contra el Espíritu y ser perdonado ( Lucas 12:10 ), el Hijo fue crucificado ( Juan 3:14; 12:30-34 ), y el Hijo murió ( Mateo 27:40-54; Romanos 5:10 ). La muerte de Jesús es un buen ejemplo. Su Espíritu divino no murió, sino Su cuerpo humano. No podemos decir que Dios murió, y entonces no podemos decir que “Dios Hijo” murió. Mas sí podemos decir que el Hijo de Dios murió porque Hijo se refiere a la humanidad.
    Como acabamos de declarar, “Hijo” no siempre se refiere solo a la humanidad sino a la deidad y la humanidad juntas como existen en la persona única de Cristo. Por ejemplo, el Hijo tiene poder para perdonar el pecado ( Mateo 9:6 ), el Hijo estaba en el cielo y en la tierra a la misma vez ( Juan 3:13 ), el Hijo ascendió al cielo ( Juan 6:62 ), y el Hijo viene otra vez en gloria para reinar y juzgar ( Mateo 25:31 ).
    Necesitamos añadir una nota a nuestra discusión acerca de la frase “Dios Hijo.” Si pudieramos justificar en algo el uso de la frase “Dios Hijo,” sería por indicar, como hemos hecho, que “Hijo de Dios” puede significar no tan solo la humanidad de Jesús sino también la deidad como habita en la humanidad. Sin embargo, Juan 1:18 usa Hijo para referirse a la humanidad, pues dice que el Padre (la deidad de Jesús) es dado a conocer mediante el Hijo. Este versículo de la Escritura no significa que Dios es revelado por Dios, sino que Dios es revelado en carne por la humanidad del Hijo.

Hijo de Dios

   ¿Qué tiene de significativo el título “Hijo de Dios”? Enfatiza la naturaleza divina de Jesús y el hecho de Su nacimiento virginal. El es el Hijo de Dios porque fue concebido por el Espíritu de Dios, constituyéndole a Dios literalmente como Su padre ( Lucas 1:35 ). Cuando Pedro confesó que Jesús era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente,” él reconoció el papel Mesianico y la deidad de Jesús ( Mateo 16:16 ). Los judíos entendieron lo que Jesús quiso decir cuando El se llamó el Hijo de Dios y cuando le llamó a Dios Su Padre, pues intentaron matarle por hacerse Dios ( Juan 5:18; 10:33 ). En breve, el título “Hijo de Dios” reconoce la humanidad mientras atrae atención a la deidad de Jesús. Significa que Dios se ha manifestado en carne.
     Debemos notar que a los ángeles se les llama hijos de Dios ( Job 38:7 ) porque Dios los creó directamente. De una manera semejante, Adán era el hijo de Dios por
creación ( Lucas 3:38 ). Los creyentes son también hijos de Dios porque El nos ha adoptado a aquella relación (Romanos 8:14-19). Somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, poseyendo todos los derechos legales que acompañan el ser hijo. Sin embargo, Jesús es el Hijo de Dios en un sentido que no podemos igualar, pues Jesús es el Hijo unigénito (el único Hijo engendrado) de Dios ( Juan 3:16 ). El es el único que jamás fue concebido o engendrado por el Espíritu de Dios. Entonces, su estado único de Hijo atesta a su deidad.

Hijo del Hombre

    El término “Hijo del Hombre” atrae atención primeramente a la humanidad de Jesús; implica que El es el prole de la humanidad. El Antiguo Testamento usa esta frase muchas veces en referencia a la humanidad. Por ejemplo,los siguientes versículos de la Escritura la usan significando la humanidad en general o cualquier hombre sin identificación específica: Salmo 8:4, 146:3; Isaías 51:12; Jeremías 49:18. (El Salmo 8:4 tiene un significado básico
que se refiere profeticamente al Mesías, como lo demuestra Hebreos 2:6-7.) El término “hijo de hombre” también se refiere muchas veces a un hombre en particular, especialmente en Ezequiel donde especifica el profeta ( Ezequiel 2:1, 3, 6,8; Daniel 8:17 ). En unos pocos versículos de la Escritura, significa un hombre a quien Dios ha dado soberanía y poder ( Salmo 80:17; Daniel 7:13 ). Este último significado aparece con frecuencia en la literatura apocalíptica del periodo intertestamentario.
     Jesús se aplicó el término “Hijo del Hombre” a sí mismo muchas veces. En la mayoría de las instancias, lo utilizó como un sinónimo de “Yo” o como un título que enfatizaba Su humanidad. En algunas instancias, implica no solamente el mero hecho de Su humanidad, sino también el poder y la autoridad dadas al Hijo por el Espíritu eterno de Dios ( Mateo 24:30; 25:31 ). En breve, Jesús adoptó el título con todas sus implicaciones de poder y
dominio mundial, pero la aplicó a Sí mismo en toda situación. El título nos sirve de recuerdo de que Jesús realmente era un hombre.

El Verbo

    Consideramos el concepto del Verbo en el Capítulo IV.Sin embargo, consideramos otra vez este término para distinguir entre su uso y el uso del término Hijo. El Verbo o Logos puede significar el plan o el pensamiento tal como existía en la mente de Dios. Este pensamiento era un plan predestinado—un evento futuro absolutamente cierto—y entonces llevaba consigo una realidad que ningún pensamiento humano jamás podría tener. El Verbo
también puede significar el plan o el pensamiento de Dios como se expresó en la carne, es decir en el Hijo.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los dos términos, Verbo e Hijo? El Verbo tuvo preexistencia y el Verbo era Dios (el Padre), entonces podemos usarlo sin referencia a
la humanidad. Sin embargo, el Hijo siempre se refiere a la encarnación y no podemos usarlo en la ausencia del elemento humano. Excepto como un plan preordenado en la mente de Dios, el Hijo no tuvo preexistencia antes de la concepción en el vientre de María. El Hijo de Dios preexistió en pensamiento pero no en sustancia. La Biblia le
llama a este plan preordenado el Verbo ( Juan 1:1, 14 ).

¿Hijo Eterno o Hijo Engendrado?

    Juan 3:16 le llama a Jesús el unigénito Hijo de Dios. Sin embargo, mucha gente usa la frase “Hijo eterno.” ¿Es correcta esta frase? No. La Biblia nunca la usa y expresa un concepto que la Escritura contradice. La palabra unigénito es una forma del verbo engendrar, que significa “procrear.” Entonces, unigénito indica un punto definido en el tiempo—el punto en el cual ocurre la concepción. Por definición, el engendrador (padre) siempre tiene que preceder al engendrado (prole.) Tiene que haber un tiempo cuando existe el engendrador y el engendrado aun no ha entrado en existencia, y tiene que haber un punto en el tiempo cuando ocurre el hecho de engendrar. De otro modo la palabra unigénito (único engendrado) no tiene sentido. Entonces, las mismas palabras unigénito e Hijo ambas contradicen la palabra eterno como se aplica al Hijo de Dios.
    Ya hemos considerado que “Hijo de Dios” se refiere a la humanidad de Jesús. Es claro que la humanidad de Jesús no es eterna sino que nació en Belén. Se puede hablar de eternalidad—pasado, presente, y futuro—solo con respecto a Dios. Ya que “Hijo de Dios” se refiere a humanidad o deidad manifiesta en humanidad, la idea de un Hijo eterno es incomprensible. El Hijo de Dios tuvo un principio.

El Principio del Hijo

    El papel del Hijo empezó con el niño que fue concebido en el vientre de María. Las Escrituras aclaran esto perfectamente. Gálatas 4:4 dice, “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.” El Hijo vino en el cumplimiento del tiempo—no en la eternidad pasada. El Hijo fue nacido de una mujer—no engendrado eternamente. El Hijo fue nacido bajo la ley—no antes de la ley. ( Véase también Hebreos 7:28 ). El término unigénito se refiere a la concepción de Jesús como se describe en Mateo 1:18-20 y Lucas 1:35. El Hijo de Dios fue engendrado cuando el Espíritu de Dios milagrosamente causó que la concepción ocurriera en el vientre de María. Esto es aparente del mismo significado de la palabra unigénito y también de Lucas 1:35, que explica que porque el Espíritu Santo vendría sobre María, entonces (“por lo cual”) su hijo sería el Hijo de Dios. Debemos notar el sentido futuro en este versículo: el niño a nacer “será llamado Hijo de Dios.”
    Hebreos 1:5-6 también revela que el Hijo fue engendrado en un punto específico del tiempo y que el Hijo tuvo un principio en el tiempo: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.” El Hijo fue engendrado en un día específico en el tiempo; hubo un tiempo cuando el Hijo no existía; Dios profetizó acerca de la futura existencia del Hijo (seré); y Dios introdujo el Hijo en el mundo algún tiempo después de la creación de los ángeles.
    Otros versículos de la Escritura enfatizan que el Hijo fue engendrado en un día específico en el tiempo—“hoy” ( Salmo 2:7; Hechos 13:33 ). Todos los versículos en el Antiguo Testamento que mencionan al Hijo son claramente proféticos, anticipando el día cuando el Hijo de Dios sería engendrado ( Salmo 2:7, 12; Isaías 7:14; 9:6 ).
( Como consideramos en el Capítulo II, Daniel 3:25 serefiere a un ángel. Aunque describiera una teofanía de Dios, no podría significar el entonces inexistente cuerpo de Jesucristo.)
    Es fácil entender de todos estos versículos que el Hijo no es eterno, sino que fue engendrado por Dios hace casi 2000 años. Muchos teólogos quienes no han aceptado plenamente la gran verdad de la unicidad de Dios han, sin embargo, rechazado la doctrina del “Hijo eterno” por ser autocontradictoria, inescritural, y falsa.
Ejemplos de esto son Tertuliano ( el padre de la doctrina trinitaria en la historia temprana de la iglesia ), Adán Clarke ( el renombrado comentarista de la Biblia) , y Finis Dake ( anotador bíblico pentecostal trinitario quien esesencialmente triteístico ).

El Fin de la Función de Hijo

El papel de Hijo no solo tuvo un empiezo, sino que tendrá, por lo menos en ún sentido, un fin. Esto es evidente de I Corintios 15:23-28. El versículo 24, en particular, dice, “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, . . .” El versículo 28 dice, “Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” Es imposible explicar este versículo de la Escritura si uno piensa de un “Dios Hijo” quien es co-igual y co-eterno con Dios Padre. Pero es facilmente explicado si nos damos cuenta que “Hijo de Dios” se refiere a un papel específico que Dios interpretó temporalmente para el propósito de la redención. Cuando las razones por el papel de Hijo dejan de existir, Dios (Jesús) dejará de actuar en su papel como Hijo, y el papel de Hijo se volverá a sumergir en la grandeza de Dios, quien
volverá a su papel original de Padre, Creador, y Gobernador de todo. Efesios 5:27 describe este mismo escenario en otros términos: “a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa. . . .” ¡Jesús presentará la iglesia a sí mismo! ¿Cómo puede ser esto, de que
I Corintios 15:24, describe al Hijo presentando el reino al Padre? La respuesta es clara: Jesús en su papel de Hijo, y como su hecho final como Hijo, presentará la iglesia a sí mismo en su papel de Dios Padre.
    Hallamos otra indicación de que el papel de Hijo tiene un final. En Hechos 2:34-35, Pedro citó a David en el Salmo 110:1: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Debemos notar la frase hasta que. Este pasaje describe la naturaleza dual de Cristo, con el Espíritu de Dios (el Señor) hablando profeticamente a la manifestación humana de Cristo (el Señor). La diestra de Dios representa el poder y la autoridad de Dios. El poner a los enemigos por estrado de los pies significa derrotar por completo al enemigo y el hacer una exhibición pública de su derrota. En tiempos antiguos, a veces el vencedor hacía esto literalmente, poniendo su pie sobre la cabeza o el cuello de su enemigo (Josué 10:24). Entonces la profecía en el Salmo 110 es esta: el Espíritu de Dios dará todo poder y toda autoridad al hombre Jesucristo, el Hijo de Dios, hasta que el Hijo ha derrotado por completo a los enemigos que son el pecado y el diablo. El Hijo tendrá toda potestad hasta hacer esto. ¿Que pasará con el Hijo después de esto? ¿Significa esto que una persona eterna de una trinidad dejará de sentarse a la diestra de Dios o perderá toda potestad? No. Significa sencillamente que el papel del Hijo como gobernante cesará. Dios usará Su papel de Hijo—Dios manifestado en
carne—para conquistar a Satanás, cumpliendo así Génesis 3:15 donde Dios dijo que la simiente de la mujer heriría la cabeza del diablo. Después de eso, Dios ya no tendrá necesidad del papel humano para gobernar.
    Después de que Satanás es echado al lago de fuego y todo pecado es juzgado en el juicio final ( Apocalipsis 20 )no habrá más necesidad de que el Hijo ejercite el trono de poder. Jesucristo dejará de actuar en su papel de Hijo y será Dios para siempre.
    ¿Significa esto que Dios dejará de usar el cuerpo resucitado y glorificado de Cristo? Creemos que Jesús continuará usando su cuerpo glorificado a través de la eternidad. Esto lo indica Apocalipsis 22:3-4, que describe a un Dios visible aun después del juicio final y después de la creación del cielo nuevo y la tierra nueva: “Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.” Jesús es un sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec ( Hebreos 7:21 ),aunque dejará de actuar en Su papel de sacerdote
después del juicio final. El cuerpo humano glorificado del Señor es inmortal tal como lo serán los nuestros ( I Juan 3:2; I Corintios 15:50-54 ). Aunque el cuerpo glorificado de Cristo continuará existiendo, todas las razones por el reinado del papel de Hijo habrán pasado y todos los papeles interpretados por el Hijo se habrán acabado. Aun el Hijo será puesto bajo sujeción para que Dios sea todo en todo. Será en este sentido que el papel de Hijo terminará.

El Propósito del Hijo

    Puesto que el papel del Hijo de Dios es temporal y no eterno, ¿por qué escogió revelarse Dios por medio del Hijo? ¿Por qué engendró al Hijo? El propósito principal del Hijo es ser nuestro Salvador. La obra de la salvación demandaba muchos papeles que solamente un ser humano podía interpretar, incluyendo los papeles de sacrificio, propiciación, sustituto, pariente-redentor, reconciliador, mediador, abogado, sumo sacerdote, segundo Adán, y ejemplo. Estos términos solapan en muchas maneras, pero cada uno representa un aspecto importante de la obra de la salvación que, según el plan de Dios, solamente se podría llevar a cabo por un ser humano.
    De acuerdo al plan de Dios, el derramamiento de sangre era necesario para la remisión de los pecados del hombre ( Hebreos 9:22 ). La sangre de animales no podía quitar el pecado del hombre porque los animales le son inferiores al hombre ( Hebreos 10:4 ). Ningún otro humano podía comprar redención para alguien más porque todos habian pecado y merecían entonces la pena de muerte para sí mismos ( Romanos 3:23; 6:23 ). Solamente Dios era sin pecado, pero El no tenía carne y sangre. Entonces, Dios se preparó un cuerpo ( Hebreos 10:5 ), para poder vivir una vida sin pecado en la carne y derramar sangre inocente para salvar a la humanidad. El vino a ser carne y sangre para poder vencer por la muerte al diablo y librar a la humanidad ( Hebreos 2:14-15 ). De esta manera Cristo es nuestra propiciación—el medio por el cual obtenemos el perdón, la satisfacción de la justicia de Dios, el aplacamiento de la santa ira de Dios ( Romanos 3:25 ). El sacrificio de Cristo es el medio por el cual Dios perdona nuestro pecado sin comprometer Su justicia.
Somos salvados hoy mediante el sacrificio de Jesucristo—mediante el ofrecimiento del Hijo de Dios ( Hebreos 10:10-20; Juan 3:16 ). Entonces el Hijo es el sacrificio y la propiciación por nuestros pecados.
    Cuando el Hijo de Dios vino a ser un sacrificio, también vino a ser un sustituto por nosotros. El murió en nuestro lugar, cargó nuestros pecados, y pagó la pena de muerte por nuestros pecados ( Isaías 53:5-6; I Pedro 2:24 ).
El fue más que un mártir; El actualmente tomó nuestro lugar. El probó la muerte por cada hombre ( Hebreos 2:9 ).
Por supuesto, Jesús solamente pudo ser nuestro sustituto y morir en nuestro lugar por venir en la carne.
     El papel de Cristo como nuestro pariente-redentor es posibilitado también por el papel de Hijo. En el Antiguo Testamento, si un hombre vendía su propiedad o se vendía como esclavo, un pariente cercano tenía el derecho de volver a comprar por él su propiedad o su libertad ( Levítico 25:25, 47-49 ). Jesús vino a ser nuestro hermano por venir en carne         ( Hebreos 2:11-12 ). Por lo tanto, así se calificó para ser nuestro pariente-redentor. La Biblia lo describe como nuestro redentor ( Romanos 3:24; Apocalipsis 5:9 ).
     Por medio de Su humanidad, Jesús es capaz de mediar, es decir, interponerse entre el hombre y Dios y representar el hombre ante Dios. Como mediador, Jesús reconcilia al hombre con Dios; El le devuelve al hombre la comunión con Dios ( II Corintios 5:18,19 ). La brecha entre un Dios santo y el hombre pecaminoso fue cerrada por el inocente hombre Jesucristo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesu-
cristo hombre” ( I Timoteo 2:5 ). Debemos notar con qué cuidado Pablo mantuvo la unicidad de Dios en este versículo. No hay ninguna distinción en Dios, sino una distinción entre Dios y Jesucristo el hombre. No hay dos personalidades en Dios; la dualidad está en Jesús como Dios y Jesús como hombre. No es Dios quien hace mediación entre Dios y el hombre; ni la hace “Dios Hijo.”
Al contrario, es Jesús el hombre quien hace mediación; solo un hombre inocente podría acercarse a un Dios santo a favor de la humanidad.
     El papel de Cristo como sumo sacerdote se encuentra cercanamente asociado con Su papel de mediador ( Hebreos 2:16-18; 4:14-16 ). En Su humanidad, Jesús fue tentado tal como nosotros; es por causa de Su experiencia humana que El nos puede ayudar como un sumo sacerdote misericordioso. El entró al tabernáculo celestial, pasó detrás del velo al lugar santísimo, y allí ofreció Su propia sangre ( Hebreos 6:19; 9:11-12 ). Por medio de Su
sacrificio y propiciación, tenemos acceso directo al trono de Dios ( Hebreos 4:16; 6:20 ). El Hijo es nuestro sumo sacerdote mediante el cual podemos acercarnos confiadamente a Dios.
    Semejantemente, el papel de Hijo permite a Cristo ser nuestro abogado, uno a quien acudimos por ayuda ( I Juan 2:1 ). Si pecamos, aun después de ser convertidos, tenemos quien rogara nuestro caso de misericordia ante Dios. Nuevamente, es el papel de Hijo que logró esto, pues cuando confesamos nuestros pecados la sangre de Cristo es aplicada a aquellos pecados, haciendo que su defensa por nosotros sea exitosa. Jesús es el segundo Adán por medio de Su humanidad ( I Corintios 15:45-47 ). El vino para conquistar y con-denar el pecado en la carne y para vencer a la misma muerte ( Romanos 8:3; I Corintios 15:55-57 ). El vino como un hombre para poder reemplazar a Adán como el representante de la raza humana. Por hacer esto, el revocó todas las consequencias de la caida de Adán para los que creen en El ( Romanos 5:12-21 ). Jesús como el segundo Adán, el nuevo representante de la raza humana, volvió a ganar todo lo que la humanidad perdió a causa del pecado de Adán.
    Hay otro aspecto de la victoria de Cristo sobre el pecado en la carne. Jesús no solo vino en la carne para morir sino que también vino para darnos un ejemplo de una vida victoriosa para que pudiéramos seguir en Sus pasos ( I Pedro 2:21 ). El nos mostró cómo vivir victo-riosamente sobre el pecado en la carne. El llegó a ser el Verbo de Dios puesto en acción en la carne ( Juan 1:1 ).
El vino a ser el Verbo viviente para que pudiéramos entender claramente cómo quería Dios que fuéramos. Por supuesto, El también nos da poder para seguir Su ejemplo. Tal como somos reconciliados por Su muerte, somos salvados por Su vida ( Romanos 5:10 ). Su Espíritu nos da el poder para vivir la vida justa que El desea que vivamos ( Hechos 1:8; Romanos 8:4 ). El Hijo no solo representa al hombre ante Dios, sino que también representa a Dios ante el hombre. El es un apóstol, uno que fue escogido por Dios y enviado por Dios con un propósito específico ( Hebreos 3:1 ). El es un profeta, representándo a Dios al hombre y revelando la Palabra de Dios al hombre ( Hechos 3:20-23; Hebreos 1:1-2 ). Su humanidad es crítica en este sentido, pues Dios usó la humanidad del Hijo para alcanzarle al hombre al nivel del hombre.
    Además de proclamar la Palabra de Dios, el Hijo reveló la naturaleza de Dios al hombre, mediante el Hijo, Dios comunicó su gran amor hacia el hombre y exhibió su gran poder de una manera que el hombre pudiera entenderlo. Como explicamos en los Capítulos II y III, Dios usó el nombre de Jesús como la revelación culminada de su naturaleza y la persona de Jesús como la culminación profética de las teofanías del Antiguo Testamento. Este propósito del papel de Hijo se encuentra expresado por muchos versículos de la Escritura que enseñan la manifestación de Dios en carne. Juan 1:18 describe este propósito del Hijo: “A Dios nadie le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Isaías profetizó que esta revelación vendría: “Y se manifestará la gloria de YHWH-Jehová, y toda carne juntamente la verá” ( Isaías 40:5 ). Pablo escribió que esto en verdad aconteció en Cristo: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”

.....CONTINUA PARTE 2


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