Capitulo 5 - EL HIJO DE DIOS
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la ley” ( Gálatas
4:4).
El capítulo IV aseveró que Jesús es Dios. En este capítulo consideramos el otro lado de
la naturaleza dual de Cristo—Su humanidad—y el concepto
bíblico del Hijo de Dios.
El Significado de Jesús-Yehwsuah y Cristo-Mashiah
Antes de entrar al corazón de este capítulo, expliquemos brevemente el significado de
las dos palabras, Jesús y Cristo. Jesús es la versión
griega de la palabra hebrea Yehwsuah-Josué, que significa Yhwh-Jehová-Salvador ó Yhwh-Jehová es Salvación. Es el nombre que Dios
eligió para su Hijo—el nombre mediante el cual Dios se ha
dado a conocer a sí mismo en el Nuevo Testamento. Es un
nombre que el Hijo recibió por herencia ( Hebreos
1:4 ). Cristo es el equivalente griego de la palabra
hebrea Mashiah-Mesías; ambas palabras significan “el ungido.”
Hablando estrictamente, Cristo es un título y no un nombre.
Sin embargo, en las epístolas y en el uso ordinario hoy
en día, Cristo se usa frecuentemente simplemente como
otro nombre para Jesús, ya que Jesús es el Cristo.
En todos los casos, ( Filipenses 2:6-10 ) Jesús-Yehwsuah y Cristo-Mashiah son dos nombres
usados intercambiablemente para referir a la misma
persona, sin intencionarse ninguna distinción en el
significado.
La Naturaleza Dual de Cristo
En la Biblia vemos que Jesucristo tuvo dos naturalezas distintas de una manera
como ningún otro ser humano jamás ha tenido. Una
naturaleza es humana o carne; la otra naturaleza es divina
o Espíritu. Jesús era a la vez totalmente hombre y
totalmente Dios. El nombre Jesús se refiere al Espíritu eterno
de Dios (el Padre) residente en la carne. Podemos usar el
nombre Jesús para describir cualquiera de Sus dos
naturalezas o ambas. Por ejemplo, cuando decimos que Jesús
murió en la cruz, queremos decir que su carne murió
en la cruz. Cuando decimos que Jesús vive en nuestros
corazones, queremos
decir que su Espíritu está allí.
A seguir es una lista comparativa que ilustrará qué queremos decir cuando decimos que
Jesús-Yehwsuah tuvo dos naturalezas o una naturaleza dual.
La Naturaleza Dual de Jesucristo
Como un Hombre, Jesús: Pero como Dios, El:
1. Nació como un niño 1. Existió desde
la eternidad
( Lucas 2:7 ) ( Miqueas 5:2; Juan 1:1-2 )
2. Creció mentalmente, 2. Nunca cambia
( Hebreos 13:8 )
físicamente, espiritualmente,
socialmente ( Lucas 2:52 )
3. Fue tentado por el diablo 3. Echó fuera demonios
( Lucas 4:2 ) ( Mateo 12:28 )
4. Tuvo hambre ( Mateo 4:2 ) 4. Era el Pan de Vida (Juan 6:35) y
alimentó milagrosamente a multitudes
( Marcos 6:38-44, 52 )
5. Tuvo sed ( Juan 19:28 ) 5. Dió agua viva ( Juan 4:14 )
6. Se cansó (Juan 4:6) 6. Dió descanso (Mateo 11:28)
7. Durmió durante una
tempestad
( Marcos 4:38 ) 7. Calmó la tempestad ( Lucas 4:2 )
8. Oró ( Lucas 22:41 ) 8. Contestó la oración ( Juan 14:14 )
9. Fue azotado ( Juan 19:1-3 ) 9. Sanó a los enfermos
( Mateo 8:16-17; I Pedro 2:24 )
10. Murió ( Marcos 15:37 ) 10. Levantó Su propio cuerpo de los muertos
( Juan 2:19-21; 20:9 )
11. Fue un sacrificio por 11. Perdonó el pecado ( Marcos 2:5-7 )
el pecado
( Hebreos 10:10-12 )
12. No sabía todas las cosas 12. Sabía todas las cosas ( Juan 21:17 )
( Marcos 13:32 )
13. No tenía poder ( Juan 5:30 ) 13. Tenía todo poder ( Mateo 28:18;
Colosenses 2:10 )
14. Era inferior a Dios 14. Era igual a Dios—era Dios
( Juan 14:28 ) ( Juan 5:18 )
15. Era un siervo 15. Era el Rey de reyes
( Filipenses 2:7-8 ) ( Apocalipsis 19:16 )
Podemos resolver la mayoría de las
preguntas acerca de la Deidad si comprendemos
adecuadamente la naturaleza dual de Jesús. Cuando leemos
una declaración acerca de Jesús debemos determinar
si le describe a Jesús como un hombre ó como Dios.
Además, cuando Jesús habla en la Escritura debemos
determinar si él habla como hombre o como Dios.
Cuando veamos una descripción de dos naturalezas con
respecto a Jesús, no deberíamos pensar de dos personas
en la Deidad o de dos Dioses, sino que deberíamos pensar
de Espíritu y de carne.
A veces es fácil confundirse cuando la Biblia le describe a Jesús en estos dos
papeles diferentes, especialmente cuando lo describe actuando
en ambos papeles en la misma historia. Por ejemplo, él
podía dormir un minuto y calmar la tormenta el próximo
minuto. él podía hablar como hombre un momento y
luego como Dios el próximo momento. Sin embargo,
nosotros debemos recordar siempre que Jesús es
completamente Dios y no
meramente un hombre ungido.
A la
vez, El era totalmente hombre, no simplemente una
apariencia de hombre. El tuvo una naturaleza dual diferente
de cualquier cosa que nosotros tenemos, y nosotros no
podemos comparar adecuadamente nuestra existencia o
experiencia a la suya. Lo qué parecería extraño o imposible
si se aplicaría al mero humano llega a ser comprensible
cuando es examinado dentro del contexto de Uno quien es
ambos totalmente
Dios y totalmente hombre a la vez.
Las Doctrinas Históricas de Cristo
La naturaleza dual de Cristo ha sido visto de muchas maneras diferentes a lo largo de la
historia de la iglesia. Consideraremos estas vistas
diversas de una manera breve y general. Por consideración
a referencia y estudio adicional, hemos incluido entre
paréntesis diversos nombres históricos asociados con estas
creencias. Para más sobre estos términos y doctrinas,
véase cualquiera obra buena acerca de la historia del
dogma, especialmente la
historia del trinitarismo y la cristología.
Algunos creen que Jesús era solamente un hombre quien era grandemente ungido y
usado por el Espíritu ( ebionitismo; véase también
Unitarismo ). Esta vista errónea ignora por completo Su
naturaleza de Espíritu.
Otros han dicho que Jesús era únicamente
un ser espiritual ( docetismo—una doctrina en el
gnosticismo ). Esta vista ignora Su naturaleza humana.
Juan escribió que aquellos que niegan que Jesucristo
ha venido en la carne no son de Dios sino que tienen un
espíritu anticristo ( I Juan 4:2-3 ).
Aun entre aquellos que creen en la naturaleza dual de Jesucristo, hay muchas creencias
erróneas. Algunos han tratado de distinguir entre Jesús y
Cristo, diciendo que Cristo era un ser divino quien
habitó temporalmente en Jesús comenzando en su bautismo,
pero que se retiró del hombre Jesús justamente antes de la
muerte ( Cerintianismo—una doctrina en el gnosticismo ).
En una vena similar, algunos dicen que Jesús era un
hombre que llegó a ser Dios solamente en algunos puntos en su vida adulta tal como en su bautismo—como resultado
de un acto adoptivo por Dios ( Monarquianismo
Dinámico, Adopcionismo ).
En otras palabras, esta vista
sostiene que Jesús era un humano quien eventualmente se
deificó. Los otros le contemplan a Jesús como una deidad creada,
una deidad como el Padre pero inferior al
Padre en la deidad, o un semidiós (Arianismo). Entonces,
algunos creen que Jesús es de la misma esencia que el
Padre, aúnque no es el Padre, sino un subordinado al Padre
en la deidad ( Subordinacionismo ).
Contraprobamos estas teorías
falsas en el Capítulo IV por referir a las Escrituras. Allí
notamos que Jesús es totalmente Dios ( como demostrado
por Colosenses 2:9 ) y que Jesús era totalmente Dios desde
el principio de Su existencia humana (como demostrado
por el Nacimiento Virginal. ( Lucas 1:35 ).
El Espíritu inspiró a Juan y a Pablo a contraprobar muchas de estas doctrinas erroneas,
particularmente las creencias Nósticas que Cristo era
solamente un ser espíritual y que Cristo era un ser
inferior al Supremo Dios. Entre otras cosas, los
Gnósticos creian que toda
materia era perversa. Por lo tanto,
ellos razonaron, Cristo como un espíritu divino no
podría haber tenido un verdadero cuerpo humano. Ya que
ellos sostuvieron que el Supremo Dios era tan trascendente
y santo que El no podía hacer contacto directo con el
mundo perverso de materia, enseñaron que desde Dios
vino una serie de emanaciones, una de las cuales era
el ser espiritual Cristo, quien vino a este mundo.
Por supuesto, el Libro de Colosenses refuta estas doctrinas y
establece que Jesús es el Dios Omnipotente en la carne.
Aunque la Biblia enfatiza claramente la plena deidad y, a la vez, la plena humanidad de
Jesús, no describe en forma detallada cómo estas dos
naturalezas se unen en la sola persona de Jesucristo. Esto,
exageradamente, ha sido el tema de mucha especulación
y discusión. Quizás hay lugar para vistas divergentes
sobre este punto ya que la Biblia no lo trata directamente.
Desde luego, si existe cualquier misterio en cuanto a la
Deidad, será en determinar cabalmente cómo Dios se
manifestó en carne. ( Véase I Timoteo 3:16.) El estudio de la
naturaleza o las naturalezas de Cristo se denomina
Cristología.
Una manera de explicar lo humano y lo divino en Cristo es decir que El era Dios
viviendo en una casa humana. En otras palabras, El tenía
dos naturalezas distintas unificadas no en sustancia
sino solamente en propósito, acción y aspecto
(Nestorianismo). Esta vista implica que Cristo estaba dividido
en dos personas, y que la persona humana podría haber
existido en la ausencia de la persona divina. El Concilio
de Efeso en 431 D.C. condenó la vista Nestoriana como
herejía.
Sin embargo, muchos teólogos, incluso
Martín Lutero, han pensado que Nestorio,
el principal expositor de esta doctrina, no creía
realmente en tal separación drástica sino que sus adversarios
deformaron y tergiversaron sus vistas. Aparentemente, él
negó que él dividía a Cristo en dos personas. El
principal cuidado que expresó Nestorio consistía en lo siguiente:
él quiso diferenciar entre las dos naturalezas de Cristo
de tal manera que nadie podría llamarle a María la
madre de Dios, que era una práctica popular en su día.
Otra vista Cristológica sostiene que los aspectos divinos y humanos de Cristo estaban tán
entremezclados que realmente había solamente una
naturaleza dominante, y esa era divina ( Monofisitismo ). Una
creencia semejante es que Jesús no tuvo dos
voluntades, sino solamente una voluntad divina-humana
( Monotelitismo ). Otros creen que Jesús tuvo una naturaleza
humana incompleta (Apolinarianismo); es decir, Jesús tuvo
un alma y un cuerpo humano pero en vez de un espíritu
humano El tuvo solamente el Espíritu de Dios residente
en El. Otras maneras de declarar esta creencia son que
Jesús era un cuerpo humano animado únicamente por el
Espíritu de Dios, o que Jesús no tenía una mente humana
sino solamente la mente divina (el Logos).
Por un lado tenemos una vista que enfatiza la separación entre las dos naturalezas de
Cristo. Por otra parte, tenemos varias vistas que describen
una naturaleza divina totalmente dominante, una
naturaleza totalmente unificada, o una naturaleza humana
incompleta.
Jesús Tuvo Una Naturaleza Humana
Completa,
Pero Sin Pecado
La verdad puede yacer en algún
punto entre estos puntos de vista históricos expresados
por diversos teólogos.
Que Jesús tuvo una naturaleza
humana completa y una naturaleza divina completa a la vez
es la enseñanza de la Escritura, pero no podemos separar
estas dos naturalezas en Su vida terrenal. Es evidente
que Jesús tuvo una voluntad, mente, espíritu, alma, y
cuerpo humano, pero es igualmente evidente que El tuvo la
plenitud de la Deidad residente en ese cuerpo. Desde
nuestra perspectiva finita, Su espíritu humano y Su Espíritu
divino eran inseparables.
El Espíritu divino podría separarse del cuerpo humano por la muerte, pero su
humanidad era más que un cuerpo humano—la cáscara de un
humano—con Dios adentro. El era humano en cuerpo,
alma, y espíritu con la plenitud del Espíritu de Dios
residente en ese cuerpo, alma, y espíritu. Jesús difirió de
un humano ordinario (quien puede ser lleno del Espíritu
de Dios) en que El tuvo toda la naturaleza de Dios
dentro de El. El poseía el poder, la autoridad y el carácter
ilimitado de Dios.
Además, en contraste al ser un ser
humano renacido y lleno del Espíritu, el Espíritu de
Dios estaba intrincadamente e inseparablemente unido con
la humanidad de Jesús. Sin el Espíritu de Dios
habría existido solamente un humano inerte que no habría sido
Jesucristo. Solamente en estos términos podemos
describir y distinguir las dos naturalezas en Jesús;
sabemos que él actuaba y hablaba desde un papel o el otro,
pero también sabemos que las dos naturalezas no estaban
actualmente separadas en él. Con nuestras mentes finitas,
podemos hacer solamente una distinción y no una
separación entre las dos
naturalezas que se mezclaron
perfectamente en él.
Aunque Jesús tuvo una naturaleza humana completa, él no tuvo la naturaleza pecaminosa
de la humanidad caida. Si él habría tenido una
naturaleza pecaminosa, él habría pecado. Sin embargo, sabemos
que él ni tuvo una naturaleza pecaminosa ni cometió
hechos pecaminosos.
Él era sin pecado, él no pecó, y el
pecado no estaba en él ( Hebreos 4:15; I Pedro 2:22; I Juan
3:5 ). Ya que él no tuvo un padre humano, él no heredó
una naturaleza pecaminosa del Adán caído. Al
contrario, él vino como el segundo Adán, con una naturaleza
inocente como Adán tuvo en el principio ( Romanos
5:12-21; I Corintios 15:45- 49 ). Jesús tuvo una naturaleza
humana completa, pero sin pecado.
La Biblia indica que Jesús tuvo una voluntad humana así como también la voluntad
divina. El oró al Padre, diciendo, “No se haga mi voluntad,
sino la tuya” ( Lucas 22:42 ). Juan 6:38 demuestra la
existencia de dos voluntades: El vino no para hacer Su
propia voluntad ( la voluntad humana ), sino para hacer la de su Padre ( la voluntad divina ).
Parece ser evidente que Jesús tuvo un espíritu humano cuando que él dice sobre la
cruz, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
( Lucas 23:46 ). Aunque sea difícil distinguir entre las
naturalezas humanas y divinas de su espíritu, algunas
referencias aparentemente enfocan en el aspecto humano. Por
ejemplo, “gimiendo en su espíritu” ( Marcos 8:12 ), “se
regocijó en el Espíritu” ( Lucas 10:21 ), “se estremeció en el
espíritu” ( Juan 11:33 ), y “se conmovió en espíritu”
( Juan 13:21 ).
Jesús tuvo un alma, porque él dijo, “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” ( Mateo
26:38; véase Marcos 14:34 ) y “Ahora está turbada mi
alma” ( Juan 12:27 ). En Su muerte, Su alma visitó el
infierno ( en el griego hades—la sepultura o la hampa de
almas partidas ), así como todas las almas hicieron antes
del Calvario ( Hechos 2:27 ). La diferencia era que el
Espíritu de Dios en Jesús no dejó que su alma permaneciera en
el infierno ( Hechos 2:27, 31 ); al contrario, él
conquistó el infierno ( nuevamente, hades ) y la muerte
( Apocalipsis 1:18 ).
El alma de Jesús tuvo que estar inseparablemente vinculado al Espíritu divino de Jesús.
De otra manera, Jesús habría vivido como un hombre,
aunque el Espíritu eterno le había sido quitado. Esto no
sucedió, ni podría haber sucedido, ya que Jesús es Dios dado
a conocer en la carne. Nosotros sabemos que Jesús
como Dios nunca cambia ( Hebreos 13:8 ).
Si nosotros no aceptamos el hecho que Jesús era totalmente humano, entonces las
referencias bíblicas a Sus tentaciones pierden sentido
( Mateo 4:1-11; Hebreos 2:16-18; 4:14-16 ). También lo
pierde la descripción de Su lucha y agonía en Getsemaní ( Lucas
22:39-44 ). Dos pasajes en Hebreos indican que ya
que Jesús fue tentado tal como nosotros, él califica como
nuestro Sumo Sacerdote, nos comprende perfectamente,
y nos ayuda en nuestras debilidades: “debía ser en
todo semejante a sus hermanos” ( Hebreos 2:17 ); “Porque
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en
todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” ( Hebreos 4:15 ). Hebreos 5:7-8 dice, “Y Cristo, en los días de su
carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y
lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a
causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que
padeció aprendió la obediencia.” Estos versículos no
presentan un retrato de alguien que no podía ser afectado
por las emociones de temores y dudas. Más bien, ellos
describen alguien que poseía estas debilidades humanas; él tuvo que someter la voluntad humana y someter al
Espíritu eterno.
La humanidad de Cristo oraba, lloraba, aprendía obediencia, y sufría. La naturaleza
divina estaba en contról y Dios era fiel a su propio plan,
pero la naturaleza humana tuvo que obtener ayuda del Espíritu
y tuvo que aprender obediencia al plan divino.
Ciertamente todos estos versículos de la Escritura demuestran
que Jesús era totalmente humano—que él tenía cada
atributo de la humanidad menos la naturaleza
pecaminosa heredada de la caída. Si negamos la humanidad
de Jesús, enfrentamos un problema con el concepto de la
redención y la propiciación. No siendo totalmente
humano, ¿podría su sacrificio ser suficiente para redimir la
humanidad? ¿Podría él realmente ser una verdadero
sustituto para nosotros en la muerte? ¿Podría él calificar
realmente como nuestro pariente redentor?
¿Podía Jesús Pecar?
La afirmación que Jesús era perfecto en la humanidad nos conduce a una pregunta: ¿Podía
Jesús pecar? Esta es realmente una pregunta abstracta y
engañosa, ya que
sabemos que Jesús no pecó ( Hebreos
4:15 ). La respuesta es más académica que práctica, más
especulativa que sosteniendo cualquier sustancia
verdadera. En Su humanidad, Jesús fue tentado por
Satanas, y luchó con su voluntad en Getsemaní. Aunque El no
tenía nuestras naturalezas depravadas—El tenía la
misma naturaleza inocente y sin pecado que Adán tuvo
originalmente—El tenía la misma capacidad de
oponerse a la voluntad de Dios que tenía Adán y Eva.
Es seguro que la parte divina de Jesús no podía pecar y no podría ni siquiera ser tentado
a pecar ( Santiago 1:13 ). La parte humana de Jesús,
cuando la examinamos aparte, teóricamente tuvo la
capacidad de pecar. Pero esto es solamente teórico, y no
actual. Considerado aparte, parece que la humanidad de
Cristo tenía la capacidad de escoger el pecado. Sin
embargo, Su naturaleza humana siempre se sometía
voluntariamente a la naturaleza divina, que no podía pecar.
Entonces, en un sentido práctico, Jesucristo—considerado
como la combinación de humanidad y divinidad que El
era—no podía pecar. El
Espíritu siempre estaba en control
y humanidad controlada por el Espíritu no comete
pecado. (Véase I Juan 3:9 para una analogía.)
¿Qué si la humanidad de Jesús se hubiera rebelado contra el liderazgo divino? Esta es
otra pregunta totalmente teórica porque no sucedió y
como un asunto práctico no podría suceder. Esta
pregunta no toma en cuenta el conocimiento previo y el poder
de Dios. Pero, si alguien insiste en una respuesta, diríamos
que si la humanidad de Jesús hubiera tratado de pecar (una
suposición necia), el Espíritu divino de Jesús se hubiera
separado inmediata-mente del cuerpo humano, dejándolo
inerte. Este cuerpo inerte no sería Jesucristo,
entonces técnicamente Cristo no podría haber pecado, aunque el
plan de Dios se habría
impedido temporalmente.
Ya que Jesús como Dios no puede pecar, ¿significa esto que las tentaciones eran sin
sentido? No. Ya que Jesús era también totalmente humano
El realmente era capaz de sentir la lucha y la
atracción de la tentación. El venció la tentación, no como Dios
en Sí mismo, sino como un humano con todo el poder de
Dios a su dispocisión. El ahora sabe exactamente
por la experiencia como nos sentimos nosotros cuando
somos tentados. Por supuesto, El sabía que sería
victorioso mediante el Espíritu, pero nosotros podemos
tener la misma promesa, poder, y victoria por confiar
en el mismo Espíritu que estuvo en Cristo.
Entonces, ¿por qué tentó Satanás a Jesús? Aparentemente, él no supo que Jesús
inevitablemente sería victorioso y no comprendía en ese
entonces el misterio pleno de Dios en la carne. Si lo habría
entendido, nunca habría instigado la crucificción. Quizás
él pensó que había derrotado el plan de Dios mediante la
crucifixión, pero, al contrario, simplemente lo cumplió.
Es también probable que el Espíritu de Dios permitió
que Satanás le tentara a
Jesús para que Jesús pudiera sentir
la tentación como nosotros la sentimos. Nos dice la
Escritura que el Espíritu le condujo a Jesús al desierto para
ser tentado ( Mateo 4:1; Lucas 4:1 ).
Para aquellos que piensan que nuestra posición detrae en alguna manera de la
realidad de las tentaciónes de Cristo, consideren lo siguiente.
Sabemos que Jesús no tenía una naturaleza pecaminosa.
Sabemos que él no tenía la inclinación y compulsión a
pecar que tenemos nosotros a causa de nuestra
naturaleza caida. Sin embargo, esto no detrae de la realidad
de lo que él experimentó. Él todavía sintió la misma
lucha que nosotros sentimos. de igual manera, el hecho de
que como Dios Jesús no podía pecar no detrae de la
realidad de sus tentaciones. Él todavía sintió las misma
luchas y pruebas que nosotros sentimos. De otra parte,
si decimos que Jesús podía pecar detraemos de su
absoluta deidad, pues estamos indicando que de alguna manera
Dios puede existir aparte de Jesús y vice versa.
Concluimos que la naturaleza humana de Jesús podía ser y fue tentada. Sin embargo, ya
que la naturaleza divina estaba en control, Jesús no
podía pecar y no pecó. Si Jesús tenía una naturaleza humana
incompleta, la realidad y el significado de las
tentaciones y la lucha en el Getsemaní serian disminuidas. Creemos
que él tenía una naturaleza humana completa. Él
experimentó exactamente el sentir del hombre cuando
es tentado y cuando
lucha. El hecho que Jesús supo que
vencería por medio del Espíritu no detrae de la
realidad de las tentaciones.
Todo el asunto tocante a la habilidad de Jesús de pecar es abstracto, como ya hemos
observado. Será suficiente decir que la naturaleza humana de
Jesús era igual a la nuestra en todo punto menos el asunto
del pecado original. El fue tentado en todo, como nosotros,
pero el Espíritu de Dios siempre estaba en control. El
hecho más pertinente para nosotros es que El fue
tentado, pero no pecó.
El Hijo en la Terminología Bíblica
Debemos integrar la naturaleza doble de Cristo a la estructura de la terminología
bíblica. El término Padre se refiere a Dios mismo—Dios en toda
Su deidad. Cuando hablamos del Espíritu eterno de
Dios, queremos decir Dios mismo, el Padre. Entonces,
Dios Padre es una frase perfectamente aceptable y bíblica
que podemos usar para Dios (Tito 1:4). Sin embargo, la
Biblia no usa ni una sola vez el término “Dios Hijo.” No es
un término correcto
porque el Hijo de Dios se refiere a
la humanidad de Jesucristo. La Biblia define al Hijo de
Dios como el niño nacido de María, no como el Espíritu
eterno de Dios (Lucas 1:35). Hijo de Dios puede referirse
solamente a la naturaleza humana o puede referirse a
Dios manifestado en carne—es decir, deidad en la
naturaleza humana.
Sin embargo, Hijo de Dios nunca significa solamente el Espíritu incorpóreo de Dios.
Nunca podemos usar correctamente el término “Hijo” aparte
de la humanidad de Jesucristo. Los términos “Hijo de
Dios,” “Hijo del hombre,” e “Hijo” son apropiados y
bíblicos. Sin embargo, el término “Dios Hijo” es inapropiado
porque iguala al Hijo solamente con la deidad, y entonces
no concuerda con la Escritura.
El Hijo de Dios no es una persona aparte en la Deidad, sino la expresión física del
Dios único. El Hijo es “la imagen del Dios invisible”
( Colosenses 1:13-15 ) y “la imagen misma de su [Dios] sustancia”
( Hebreos 1:2-3 ). Tal como un sello de hule deja una
reproducción exacta en el papel, o así como un sello deja una
imprenta exacta cuando es apretado en la cera, el Hijo
de Dios es la expresión exacta del Espíritu de Dios en
carne. El hombre no podía ver al Dios invisible, entonces
Dios hizo una semejanza exacta de sí mismo en carne,
imprimió su misma naturaleza en carne, vino El mismo en
carne, para que el hombre pudiera verle y conocerle.
Muchos otros versículos de la Escritura revelan que solo podemos usar correctamente el
término “Hijo de Dios” cuando incluye la humanidad de
Jesús. Por ejemplo, el Hijo fue concebido por una mujer
( Gálatas 4:4 ), el Hijo fue engendrado ( Juan 3:16 ), el Hijo
nació ( Mateo 1:21-23; Lucas 1:35 ), el Hijo no sabía la
hora de la Segunda Venida ( Marcos 13:32 ), el Hijo no podía
hacer nada por sí solo ( Juan 5:19 ), el Hijo vino comiendo
y bebiendo ( Mateo 11:19 ), el Hijo sufrió ( Mateo
17:12 ), una persona puede blasfemar contra el Hijo pero no
contra el Espíritu y ser perdonado ( Lucas 12:10 ), el Hijo
fue crucificado ( Juan 3:14; 12:30-34 ), y el Hijo murió
( Mateo 27:40-54; Romanos 5:10 ). La muerte de Jesús es un
buen ejemplo. Su Espíritu divino no murió, sino Su cuerpo
humano. No podemos decir que Dios murió, y entonces no
podemos decir que “Dios Hijo” murió. Mas sí podemos decir
que el Hijo de Dios murió porque Hijo se refiere a la
humanidad.
Como acabamos de declarar, “Hijo” no siempre se refiere solo a la humanidad sino a
la deidad y la humanidad juntas como existen en la
persona única de Cristo. Por ejemplo, el Hijo tiene
poder para perdonar el pecado ( Mateo 9:6 ), el Hijo estaba
en el cielo y en la tierra a la misma vez ( Juan 3:13 ), el
Hijo ascendió al cielo ( Juan 6:62 ), y el Hijo viene otra
vez en gloria para reinar y juzgar ( Mateo 25:31 ).
Necesitamos añadir una nota a nuestra discusión acerca de la frase “Dios Hijo.” Si
pudieramos justificar en algo el uso de la frase “Dios
Hijo,” sería por indicar, como hemos hecho, que “Hijo de Dios”
puede significar no tan solo la humanidad de Jesús sino
también la deidad como habita en la humanidad. Sin
embargo, Juan 1:18 usa Hijo para referirse a la humanidad, pues
dice que el Padre (la deidad de Jesús) es dado a conocer
mediante el Hijo. Este versículo de la Escritura no
significa que Dios es revelado por Dios, sino que Dios es revelado
en carne por la humanidad del Hijo.
Hijo de Dios
¿Qué tiene de significativo el título “Hijo de Dios”? Enfatiza la naturaleza divina de
Jesús y el hecho de Su nacimiento virginal. El es el Hijo
de Dios porque fue concebido por el Espíritu de Dios,
constituyéndole a Dios literalmente como Su padre ( Lucas
1:35 ). Cuando Pedro confesó que Jesús era “el Cristo,
el Hijo del Dios viviente,” él reconoció el papel
Mesianico y la deidad de Jesús ( Mateo 16:16 ). Los judíos
entendieron lo que Jesús quiso decir cuando El se llamó el
Hijo de Dios y cuando le llamó a Dios Su Padre, pues
intentaron matarle por hacerse Dios ( Juan 5:18; 10:33 ). En
breve, el título “Hijo de Dios” reconoce la humanidad
mientras atrae atención a la deidad de Jesús. Significa que Dios
se ha manifestado en carne.
Debemos notar que a los ángeles se les llama hijos de Dios ( Job 38:7 ) porque Dios los creó
directamente. De una manera semejante, Adán era el
hijo de Dios por
creación ( Lucas 3:38 ). Los
creyentes son también hijos de Dios porque El nos ha adoptado a
aquella relación (Romanos 8:14-19). Somos herederos
de Dios y coherederos con Cristo, poseyendo
todos los derechos legales que acompañan el ser hijo.
Sin embargo, Jesús es el Hijo de Dios en un sentido que
no podemos igualar, pues Jesús es el Hijo unigénito (el
único Hijo engendrado) de Dios ( Juan 3:16 ). El es el
único que jamás fue concebido o engendrado por el Espíritu
de Dios. Entonces, su estado único de Hijo atesta a su
deidad.
Hijo del Hombre
El término “Hijo del Hombre” atrae atención primeramente a la humanidad de Jesús;
implica que El es el prole de la humanidad. El Antiguo Testamento
usa esta frase muchas veces en referencia a la
humanidad. Por ejemplo,los siguientes versículos de la
Escritura la usan significando la humanidad en general o
cualquier hombre sin identificación específica: Salmo
8:4, 146:3; Isaías 51:12; Jeremías 49:18. (El Salmo 8:4 tiene
un significado básico
que se refiere profeticamente al
Mesías, como lo demuestra Hebreos 2:6-7.) El término
“hijo de hombre” también se refiere muchas veces a un hombre
en particular, especialmente en Ezequiel donde
especifica el profeta ( Ezequiel 2:1, 3, 6,8; Daniel 8:17 ). En
unos pocos versículos de la Escritura, significa un
hombre a quien Dios ha dado soberanía y poder ( Salmo 80:17;
Daniel 7:13 ). Este último significado aparece con
frecuencia en la literatura apocalíptica del periodo
intertestamentario.
Jesús se aplicó el término “Hijo del
Hombre” a sí mismo muchas veces. En la mayoría
de las instancias, lo utilizó como un sinónimo de “Yo” o
como un título que enfatizaba Su humanidad. En algunas
instancias, implica no solamente el mero hecho de Su
humanidad, sino también el poder y la autoridad dadas
al Hijo por el Espíritu eterno de Dios ( Mateo 24:30;
25:31 ). En breve, Jesús adoptó el título con todas sus
implicaciones de poder y
dominio mundial, pero la aplicó a
Sí mismo en toda situación. El título nos sirve de
recuerdo de que Jesús realmente era un hombre.
El Verbo
Consideramos el concepto del Verbo en el Capítulo IV.Sin embargo, consideramos otra vez
este término para distinguir entre su uso y el uso
del término Hijo. El Verbo o Logos puede significar el plan o
el pensamiento tal como existía en la mente de Dios.
Este pensamiento era un plan predestinado—un evento
futuro absolutamente cierto—y entonces llevaba consigo
una realidad que ningún pensamiento humano jamás
podría tener. El Verbo
también puede significar el plan o
el pensamiento de Dios como se expresó en la carne, es
decir en el Hijo.
Entonces, ¿cuál es la diferencia
entre los dos términos, Verbo e Hijo? El Verbo tuvo
preexistencia y el Verbo era Dios (el Padre), entonces podemos
usarlo sin referencia a
la humanidad. Sin embargo, el Hijo
siempre se refiere a la encarnación y no podemos usarlo en
la ausencia del elemento humano. Excepto como un plan
preordenado en la mente de Dios, el Hijo no tuvo
preexistencia antes de la concepción en el vientre de María.
El Hijo de Dios preexistió en pensamiento pero no en
sustancia. La Biblia le
llama a este plan preordenado el
Verbo ( Juan 1:1, 14 ).
¿Hijo Eterno o Hijo Engendrado?
Juan 3:16 le llama a Jesús el unigénito Hijo de Dios. Sin embargo, mucha gente usa la
frase “Hijo eterno.” ¿Es correcta esta frase? No. La Biblia
nunca la usa y expresa un concepto que la Escritura
contradice. La palabra unigénito es una forma del verbo
engendrar, que significa “procrear.” Entonces, unigénito
indica un punto definido en el tiempo—el punto en
el cual ocurre la concepción. Por definición, el
engendrador (padre) siempre tiene que preceder al engendrado
(prole.) Tiene que haber un tiempo cuando existe el
engendrador y el engendrado aun no ha entrado en
existencia, y tiene que haber un punto en el tiempo cuando ocurre
el hecho de engendrar. De otro modo la palabra
unigénito (único engendrado) no tiene sentido. Entonces,
las mismas palabras unigénito e Hijo ambas contradicen
la palabra eterno como se aplica al Hijo de Dios.
Ya hemos considerado que “Hijo de Dios” se refiere a la humanidad de Jesús. Es claro que
la humanidad de Jesús no es eterna sino que nació
en Belén. Se puede hablar de eternalidad—pasado,
presente, y futuro—solo con respecto a Dios. Ya que “Hijo
de Dios” se refiere a humanidad o deidad manifiesta en
humanidad, la idea de un Hijo eterno es incomprensible.
El Hijo de Dios tuvo un principio.
El Principio del Hijo
El papel del Hijo empezó
con el niño que fue concebido en el vientre de María. Las
Escrituras aclaran esto perfectamente. Gálatas 4:4 dice,
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió
a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.” El Hijo
vino en el cumplimiento del tiempo—no en la eternidad
pasada. El Hijo fue nacido de una mujer—no engendrado
eternamente. El Hijo fue nacido bajo la ley—no
antes de la ley. ( Véase también Hebreos 7:28 ). El término
unigénito se refiere a la concepción de Jesús como se
describe en Mateo 1:18-20 y Lucas 1:35. El Hijo de Dios
fue engendrado cuando el Espíritu de Dios milagrosamente
causó que la concepción ocurriera en el vientre de
María. Esto es aparente del mismo significado de la palabra
unigénito y también de Lucas 1:35, que explica que porque
el Espíritu Santo vendría sobre María, entonces (“por lo
cual”) su hijo sería el Hijo de Dios. Debemos notar el
sentido futuro en este versículo: el niño a nacer “será
llamado Hijo de Dios.”
Hebreos 1:5-6 también revela que el Hijo fue engendrado en un punto específico del
tiempo y que el Hijo tuvo un principio en el tiempo:
“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo
eres tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él
Padre y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce
al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los
ángeles de Dios.” El Hijo fue engendrado en un día específico
en el tiempo; hubo un tiempo cuando el Hijo no
existía; Dios profetizó acerca de la futura existencia del Hijo
(seré); y Dios introdujo el Hijo en el mundo algún tiempo
después de la creación de los ángeles.
Otros versículos de la Escritura enfatizan que el Hijo fue engendrado en un día específico
en el tiempo—“hoy” ( Salmo 2:7; Hechos 13:33 ). Todos
los versículos en el Antiguo Testamento que mencionan al
Hijo son claramente proféticos, anticipando el
día cuando el Hijo de Dios sería engendrado ( Salmo 2:7,
12; Isaías 7:14; 9:6 ).
( Como consideramos en el Capítulo
II, Daniel 3:25 serefiere a un ángel. Aunque
describiera una teofanía de Dios, no podría significar el
entonces inexistente cuerpo de Jesucristo.)
Es fácil entender de todos estos versículos que el Hijo no es eterno, sino que fue
engendrado por Dios hace casi 2000 años. Muchos
teólogos quienes no han aceptado plenamente la gran verdad
de la unicidad de Dios han, sin embargo, rechazado la
doctrina del “Hijo eterno” por ser
autocontradictoria, inescritural, y falsa.
Ejemplos de esto son Tertuliano ( el
padre de la doctrina trinitaria en la historia temprana
de la iglesia ), Adán Clarke ( el renombrado comentarista
de la Biblia) , y Finis Dake ( anotador bíblico pentecostal
trinitario quien esesencialmente triteístico ).
El Fin de la Función de Hijo
El papel de Hijo no solo tuvo un
empiezo, sino que tendrá, por lo menos en ún sentido,
un fin. Esto es evidente de I Corintios 15:23-28. El
versículo 24, en particular, dice, “Luego el fin, cuando
entregue el reino al Dios y Padre, . . .” El versículo 28 dice,
“Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces
también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él
todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” Es imposible
explicar este versículo de la Escritura si uno piensa de un
“Dios Hijo” quien es co-igual y co-eterno con Dios
Padre. Pero es facilmente explicado si nos damos cuenta que
“Hijo de Dios” se refiere a un papel específico que
Dios interpretó temporalmente para el propósito de la
redención. Cuando las razones por el papel de Hijo dejan
de existir, Dios (Jesús) dejará de actuar en su papel como
Hijo, y el papel de Hijo se volverá a sumergir en la
grandeza de Dios, quien
volverá a su papel original de
Padre, Creador, y Gobernador de todo. Efesios 5:27
describe este mismo escenario en otros términos: “a fin de
presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa. . . .”
¡Jesús presentará la iglesia a sí mismo! ¿Cómo puede ser
esto, de que
I Corintios 15:24, describe al Hijo
presentando el reino al Padre? La respuesta es clara: Jesús
en su papel de Hijo, y como su hecho final como Hijo,
presentará la iglesia a sí mismo en su papel de Dios Padre.
Hallamos otra indicación de que el papel de Hijo tiene un final. En Hechos 2:34-35,
Pedro citó a David en el Salmo 110:1: “Jehová dijo a mi
Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies.” Debemos notar la frase
hasta que. Este pasaje describe la naturaleza dual de
Cristo, con el Espíritu de Dios (el Señor) hablando
profeticamente a la manifestación humana de Cristo (el Señor).
La diestra de Dios representa el poder y la autoridad
de Dios. El poner a los enemigos por estrado de los pies
significa derrotar por completo al enemigo y el hacer una
exhibición pública de su derrota. En tiempos antiguos, a
veces el vencedor hacía esto literalmente, poniendo
su pie sobre la cabeza o el cuello de su enemigo (Josué
10:24). Entonces la profecía en el Salmo 110 es esta:
el Espíritu de Dios dará todo poder y toda autoridad al
hombre Jesucristo, el Hijo de Dios, hasta que el Hijo ha derrotado
por completo a los enemigos que son el pecado y el
diablo. El Hijo tendrá toda potestad hasta hacer esto.
¿Que pasará con el Hijo después de esto? ¿Significa
esto que una persona eterna de una trinidad dejará de
sentarse a la diestra de Dios o perderá toda potestad? No.
Significa sencillamente que el papel del Hijo como
gobernante cesará. Dios usará Su papel de Hijo—Dios
manifestado en
carne—para conquistar a Satanás,
cumpliendo así Génesis 3:15 donde Dios dijo que la
simiente de la mujer heriría la cabeza del diablo.
Después de eso, Dios ya no tendrá necesidad del papel humano
para gobernar.
Después de que Satanás es echado al lago de fuego y todo pecado es juzgado en el juicio
final ( Apocalipsis 20 ), no habrá más necesidad de que el
Hijo ejercite el trono de poder. Jesucristo dejará de actuar
en su papel de Hijo y será Dios para siempre.
¿Significa esto que Dios dejará de usar el cuerpo resucitado y glorificado de Cristo?
Creemos que Jesús continuará usando su cuerpo
glorificado a través de la eternidad. Esto lo indica
Apocalipsis 22:3-4, que describe a un Dios visible aun después del
juicio final y después de la creación del cielo nuevo y la
tierra nueva: “Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y
del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y
verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.” Jesús
es un sacerdote para siempre según el orden de
Melquisedec ( Hebreos 7:21 ),aunque dejará de actuar en Su papel
de sacerdote
después del juicio final. El cuerpo
humano glorificado del Señor es inmortal tal como lo serán
los nuestros ( I Juan 3:2; I Corintios 15:50-54 ). Aunque
el cuerpo glorificado de Cristo continuará existiendo,
todas las razones por el reinado del papel de Hijo habrán
pasado y todos los papeles interpretados por el Hijo se
habrán acabado. Aun el Hijo será puesto bajo sujeción para
que Dios sea todo en todo. Será en este sentido que el
papel de Hijo terminará.
El Propósito del Hijo
Puesto que el papel del Hijo de Dios es temporal y no eterno, ¿por qué escogió revelarse
Dios por medio del Hijo? ¿Por qué engendró al Hijo? El
propósito principal del Hijo es ser nuestro Salvador.
La obra de la salvación demandaba muchos papeles que
solamente un ser humano podía interpretar,
incluyendo los papeles de sacrificio, propiciación,
sustituto, pariente-redentor, reconciliador, mediador, abogado, sumo
sacerdote, segundo Adán, y ejemplo. Estos términos
solapan en muchas maneras, pero cada uno representa un
aspecto importante de la obra de la salvación que, según
el plan de Dios, solamente se podría llevar a cabo por
un ser humano.
De acuerdo al plan de Dios, el derramamiento de sangre era necesario para la remisión
de los pecados del hombre ( Hebreos 9:22 ). La sangre de
animales no podía quitar el pecado del hombre porque
los animales le son inferiores al hombre ( Hebreos
10:4 ). Ningún otro humano podía comprar redención para
alguien más porque todos habian pecado y
merecían entonces la pena de muerte para sí mismos ( Romanos
3:23; 6:23 ). Solamente Dios era sin pecado, pero El
no tenía carne y sangre. Entonces, Dios se preparó un
cuerpo ( Hebreos 10:5 ), para poder vivir una vida
sin pecado en la carne y derramar sangre inocente para
salvar a la humanidad. El vino a ser carne y sangre para
poder vencer por la muerte al diablo y librar a la humanidad
( Hebreos 2:14-15 ). De esta manera Cristo es nuestra
propiciación—el medio por el cual obtenemos el perdón, la
satisfacción de la justicia de Dios, el aplacamiento de la
santa ira de Dios ( Romanos 3:25 ). El sacrificio de Cristo es
el medio por el cual Dios perdona nuestro pecado sin
comprometer Su justicia.
Somos salvados hoy mediante el
sacrificio de Jesucristo—mediante el ofrecimiento del
Hijo de Dios ( Hebreos 10:10-20; Juan 3:16 ). Entonces
el Hijo es el sacrificio y la propiciación por nuestros
pecados.
Cuando el Hijo de Dios vino a ser un sacrificio, también vino a ser un sustituto por
nosotros. El murió en nuestro lugar, cargó nuestros pecados,
y pagó la pena de muerte por nuestros pecados ( Isaías
53:5-6; I Pedro 2:24 ).
El fue más que un mártir; El
actualmente tomó nuestro lugar. El probó la muerte por cada
hombre ( Hebreos 2:9 ).
Por supuesto, Jesús solamente pudo
ser nuestro sustituto y morir en nuestro lugar por venir
en la carne.
El papel de Cristo como nuestro
pariente-redentor es posibilitado también por el papel
de Hijo. En el Antiguo Testamento, si un hombre vendía su
propiedad o se vendía como esclavo, un pariente
cercano tenía el derecho de volver a comprar por él su
propiedad o su libertad ( Levítico 25:25, 47-49 ). Jesús vino
a ser nuestro hermano por venir en carne ( Hebreos
2:11-12 ). Por lo tanto, así se calificó para ser nuestro
pariente-redentor. La Biblia lo describe como nuestro
redentor ( Romanos 3:24; Apocalipsis 5:9 ).
Por medio de Su humanidad, Jesús es capaz de mediar, es decir, interponerse entre el
hombre y Dios y representar el hombre ante Dios. Como
mediador, Jesús reconcilia al hombre con Dios; El
le devuelve al hombre la comunión con Dios ( II Corintios
5:18,19 ). La brecha entre un Dios santo y el hombre
pecaminoso fue cerrada por el inocente hombre Jesucristo:
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios
y los hombres, Jesu-
cristo hombre” ( I Timoteo 2:5 ).
Debemos notar con qué cuidado Pablo mantuvo la unicidad
de Dios en este versículo. No hay ninguna distinción
en Dios, sino una distinción entre Dios y Jesucristo el
hombre. No hay dos personalidades en Dios; la dualidad
está en Jesús como Dios y Jesús como hombre. No es
Dios quien hace mediación entre Dios y el hombre;
ni la hace “Dios Hijo.”
Al contrario, es Jesús el hombre
quien hace mediación; solo un hombre inocente podría
acercarse a un Dios santo a favor de la humanidad.
El papel de Cristo como sumo sacerdote se encuentra cercanamente asociado con Su papel
de mediador ( Hebreos 2:16-18; 4:14-16 ). En Su
humanidad, Jesús fue tentado tal como nosotros; es por
causa de Su experiencia humana que El nos puede ayudar
como un sumo sacerdote misericordioso. El entró al
tabernáculo celestial, pasó detrás del velo al lugar
santísimo, y allí ofreció Su propia sangre ( Hebreos 6:19;
9:11-12 ). Por medio de Su
sacrificio y propiciación, tenemos
acceso directo al trono de Dios ( Hebreos 4:16; 6:20 ). El
Hijo es nuestro sumo sacerdote mediante el cual podemos
acercarnos confiadamente a Dios.
Semejantemente, el papel de Hijo permite a Cristo ser nuestro abogado, uno a quien
acudimos por ayuda ( I Juan 2:1 ). Si pecamos, aun
después de ser convertidos, tenemos quien rogara nuestro
caso de misericordia ante Dios. Nuevamente, es el
papel de Hijo que logró esto, pues cuando confesamos
nuestros pecados la sangre de Cristo es aplicada a
aquellos pecados, haciendo que su defensa por
nosotros sea exitosa. Jesús es el segundo Adán por medio de Su humanidad ( I Corintios 15:45-47 ). El vino
para conquistar y con-denar el pecado en la carne y para
vencer a la misma muerte ( Romanos 8:3; I Corintios
15:55-57 ). El vino como un hombre para poder
reemplazar a Adán como el representante de la raza humana.
Por hacer esto, el revocó todas las consequencias de
la caida de Adán para los que creen en El ( Romanos
5:12-21 ). Jesús como el segundo Adán, el nuevo
representante de la raza humana, volvió a ganar todo lo que la
humanidad perdió a causa del pecado de Adán.
Hay otro aspecto de la victoria de Cristo sobre el pecado en la carne. Jesús no solo
vino en la carne para morir sino que también vino para
darnos un ejemplo de una vida victoriosa para que
pudiéramos seguir en Sus pasos ( I Pedro 2:21 ). El nos mostró
cómo vivir victo-riosamente sobre el pecado en la
carne. El llegó a ser el Verbo de Dios puesto en acción en
la carne ( Juan 1:1 ).
El vino a ser el Verbo viviente
para que pudiéramos entender claramente cómo quería
Dios que fuéramos. Por supuesto, El también nos da poder
para seguir Su ejemplo. Tal como somos reconciliados
por Su muerte, somos salvados por Su vida ( Romanos
5:10 ). Su Espíritu nos da el poder para vivir la vida justa
que El desea que vivamos ( Hechos 1:8; Romanos 8:4 ). El Hijo
no solo representa al hombre ante Dios, sino que también
representa a Dios ante el hombre. El es un apóstol,
uno que fue escogido por Dios y enviado por Dios con un
propósito específico ( Hebreos 3:1 ). El es un profeta,
representándo a Dios al hombre y revelando la Palabra de
Dios al hombre ( Hechos 3:20-23; Hebreos 1:1-2 ). Su
humanidad es crítica en este sentido, pues Dios usó
la humanidad del Hijo para alcanzarle al hombre al nivel
del hombre.
Además de proclamar la Palabra de Dios, el Hijo reveló la naturaleza de Dios al
hombre, mediante el Hijo, Dios comunicó su gran amor hacia el
hombre y exhibió su gran poder de una manera que el
hombre pudiera entenderlo. Como explicamos en los
Capítulos II y III, Dios usó el nombre de Jesús como la
revelación culminada de su naturaleza y la persona de Jesús
como la culminación profética de las teofanías del
Antiguo Testamento. Este propósito del papel de Hijo se
encuentra expresado por muchos versículos de la Escritura
que enseñan la manifestación de Dios en carne. Juan
1:18 describe este propósito del Hijo: “A Dios nadie
le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, él le ha dado a conocer.” Isaías profetizó que esta
revelación vendría: “Y se manifestará la gloria de YHWH-Jehová,
y toda carne juntamente la verá” ( Isaías 40:5 ). Pablo
escribió que esto en verdad aconteció en Cristo: “Porque
Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la
luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios
en la faz de Jesucristo”
.....CONTINUA PARTE 2
.....CONTINUA PARTE 2
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